Pablo Iglesias, Podemos e Irán
Se revive el tema del dinero que los ayatolas alimentaron a Iglesias durante 7 años, pero con un enfoque erróneo.
Ciertos sectores están reviviendo el tema de la relación de Pablo Iglesias con los ayatolas iraníes, asunto que nunca quedó demasiado claro. Por desgracia, lo hacen por los motivos equivocados y con el objetivo erróneo. Es decir, durante años han buscado una financiación ilegal de Podemos como la que adorna al PP o a Vox, sin encontrar nada, probablemente no porque no lo haya, sino porque en Podemos han sido enormemente hábiles. El dinero que entró desde Venezuela, los curiosísimos depósitos diarios en PayPal al fundarse y otros temas no han sido del interés del periodismo serio, solamente han sido usados por un facherío tan pobre en recursos como en autoridad moral.
Yo, personalmente, ya hace diez años, hice una somera investigación publicada en mi blog “No que importe” bajo el título “Follow the money (¿quién pagó el lanzamiento de Podemos?)” que tocaba algunos temas que al periodismo español le tuvieron sin cuidado porque no les daban palanca política, y se inscribían dentro de la opacidad y amoralidad habituales.
Allí recorría yo los membretes que los fundadores de Podemos habían usado para su accionar político y económico, a saber: Fundación CEPS, vendedora de asesoría internacional; CELAG (Centro Estratégico Latinoamericano de Geopolítica, proveedor de estudios, con sede en Caracas); el grupo estudiantil Contrapoder; el grupo de profesores La Promotora; Producciones Con Mano Izquierda, Centro Miranda y Motiva2 Caja de Resistencia, más los que encuentre usted por allí. Y rescataba yo capturas de pantalla del crowdfunding de Podemos donde a diario entraban miles y miles de euros de donador desconocido.
A esto hay que sumar que la muy poderosa fundación CEPS, que manejaba millones en contratos con países sobre todo del llamado “socialismo del siglo XXI” desapareció en febrero de 2016 sin dar explicaciones y, sobre todo, al parecer sin haber entregado al estado su patrimonio, calculado en 3,7 millones de euros, como lo disponen las leyes que regulan a las fundaciones. Sólo el gobierno venezolano le había hecho contratos por 3,9 millones.
El asunto era relevante por quienes conformaban la cúpula del Centro de Estudios Políticos y Sociales, presidido por Alberto Montero Soler (que fue diputado de Podemos), vicepresidido por Fabiola Meco Tébar (diputada en las Corts Valencianas por Podem) y con un Consejo Ejecutivo formado por Luis Alegre Zahonero, Antonio de Cabo, Íñigo Errejón Galván, Pablo Iglesias Turrión, Adoración Guzmán Hernández, Manolo Monereo (diputado por Podemos), Alfredo Serrano Mancilla (además cabeza del CELAG) y Roberto Viciano Pastor.
Dediqué, quizás perdiendo el tiempo pero con el compromiso de ser profesional y serio, meses a recopilar datos sobre la disolución del CEPS, la desaparición de sus páginas web, el corte de sus teléfonos y el silencio que todo esto le evocaba a los periodistas españoles. Cuestioné directamente a Ignacio Escolar y a varios periodistas y medios sin resultado. Regresé al tema de cuando en cuando con esa vocación de mastín que me conozco bien, confiando en que al final las piezas caigan en su sitio aunque no me toque ni crédito ni un guiño. Da igual.
Así que no nos desviemos hoy, cuando Irán está bajo ataque y en Podemos salen en su defensa. Si me pregunta, yo no defendería a ninguno de esos dos gobiernos, ni a Hamas, aunque por supuesto lamento la tragedia de los civiles de todos los involucrados y me sumo a la exigencia del fin de la violencia.
Estamos en que Pablo Iglesias cobró a la televisión de los sanguinarios ayatolas, HispanTV, por producir, dirigir y conducir el programa Fort Apache de 2012 a 2019 y al fin han empezado a aparecer las facturas, unas pocas de 2016 por entre 1.400 y 2.800 euros al mes. Pongamos una media: 2.100 al mes. Durante 7 años de 12 meses es un piquito de 176.400 euros.
¿Era ilegal el cobro? No parece. Es más, hay datos que indican que Iglesias siendo diputado obtuvo el permiso correspondiente para cobrarles a los ayatolas. ¿Financió ilegalmente a Podemos? No hay datos. Si Iglesias le regaló su dinero a su partido, estaría en su derecho, pues.
A mí la verdad me da igual que los ingresos fueran legales o ilegales y que se fueran a la gorda cuenta de banco de Pablo o a las arcas de Podemos. Eso no importa.
Repito: no importa.
Porque hay algo que importa mucho más: la inmoralidad patente, la desvergüenza, la inhumanidad y la traición a sus presuntos principios de Pablo Iglesias y su dócil entorno en Podemos.
En 2012, los ayatolas ejecutaron a más de 480 personas, en 2013 a 687, 721 en 2014, 977 en 2015... y a Pablo le dio igual y siguió cobrando porque le convenía políticamente la plataforma a nivel latinoamericano (no sólo español) que le daba HispanTV, experiencia sobre la cual ha montado ahora Canal Red Latinoamérica, por cierto.
En el caso especialmente doloroso de las mujeres, el expediente de Irán en todos los baremos o estudios ponen al país en los últimos lugares en cuanto a derechos humanos de las mujeres, en discriminación legal, en inclusión, justicia y seguridad para las mujeres. Y esto no se inventó en 2019, sino que fue la norma desde la revolución islámica de 1979, incluido el matrimonio de niñas de entre 10 y 14 años como norma… y no cambió, incluso empeoró, mientras duró la relación laboral de Iglesias con los ayatolas, en su canal propagandístico.
De hecho, en una presentación ante las juventudes comunistas a principios de 2015, Iglesias fingía que lo más grave de su relación con HispanTV era que las mujeres que presentaban programas en la televisión iraní tenían que usar un pañuelo y eso “no le gustaba” pero no era suficiente como para no aprovechar la oportunidad que Irán les daba. ¿Y lo demás?
Nunca le contó a los entregados jóvenes comunistas que había ese “demás”.
¿Cómo puede uno defender los derechos de las mujeres en España o en México o en Grecia mientras trabaja para un gobierno que mantiene a más de 44 millones de mujeres en una situación brutal que con frecuencia se resuelve en asesinar a alguna a palos por traer mal puesto el velo y mostrar algunas hebras de cabello?
¿Cómo puede uno defender la pluralidad política y la participación democrática de opciones políticas no tradicionales en España, por decir algo, mientras se apoya en su mensaje sobre la potencia comunicativa y el interés internacional (llámele geopolítico si le place) de un país en el cual la democracia no es siquiera una simulación, una tiranía teocrática sin los mínimos derechos civiles?
¿Cómo puede uno decir que está del lado de los más desprotegidos cuando su mensaje y su potencia política tienen como plataforma un gobierno que maltrata a los más desprotegidos? ¿Y cómo enfrentar al episcopado español y su manipulación, o rechazar el financiamiento estatal a la iglesia al tiempo que se mete uno a la cama con un gobierno teocrático, religioso y sin libertad de conciencia?
Con la moral hecha unos zorros, con los principios suspendidos cuando conviene, con la ideología en estado de incomparecencia en cuestiones mucho más de vida o muerte que las que son su campo de batalla cotidiano, Podemos y sus líderes eternos no tienen autoridad para darle lecciones a nadie en España. Ni siquiera al PP, que ya es decir.